Como no se veía a mas de 10 metros pensábamos que tendríamos dejar de esquiar. Nos han dicho que a media mañana abriría y aunque parece mentira ¡ha ocurrido el milagro! y la cosa ha cambiado.
A mí (Susana) en la segunda bajada, el viento me pilló bajando de frente y me tumbó. Me metió un empujón hacia atrás que me levantó como una pluma así que imagina a mis chicos.
Ahora estamos disfrutando muchísimo.
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